“La casa de los famosos y la verdadera eliminación”

COLUMNA: Factorizando Por: Fefe


Y así, entre aplausos y abucheos, el reality show «La Casa de los Famosos» sigue su curso, ahora con la expulsión de Adrián Marcelo, uno de esos personajes que entran a las pantallas con el objetivo de ser polémicos a toda costa. Pero esta vez, la «polémica» le costó caro: comentarios misóginos y xenófobos, además de actitudes que no solo incomodaron a sus compañeros, sino que causaron indignación en las redes sociales y, más importante para la producción, en los patrocinadores. Porque en el mundo del entretenimiento, la verdadera preocupación no es la moral, sino las marcas.
¿Qué fue lo que realmente detonó su salida? Una avalancha de críticas que los anunciantes no pudieron ignorar. Aquí no fue tanto la indignación del público o la molestia de sus compañeros dentro de la casa, sino el peso que las grandes marcas ejercen sobre cualquier contenido televisivo. En resumen: cuando el dinero habló, la producción escuchó.
Mientras tanto, afuera, México vibraba con otra polémica, una de verdad importante. Mientras millones estaban atentos a las nominaciones, traiciones y el drama de «La Casa de los Famosos», en los pasillos del Congreso, la reforma judicial impulsada por Andrés Manuel López Obrador se aprobaba sin tanto escándalo. ¿Coincidencia que todo esto sucediera mientras la atención de muchos estaba puesta en un reality show? Lo dudo. Es casi poético: el circo mediático en su máximo esplendor, mientras las decisiones que de verdad afectan el rumbo del país pasan desapercibidas.
La reforma judicial tiene implicaciones enormes, pero no te preocupes, en la tele siguen discutiendo sobre quién traicionó a quién y cuántos votos recibió el último expulsado. El problema es que este tipo de contenido actúa como una perfecta cortina de humo, una «caja china» que nos distrae de lo importante. Es más fácil preocuparse por quién se irá de la casa que por cómo las decisiones del gobierno moldearán el futuro de nuestras leyes y nuestros derechos.
No es casualidad que este tipo de programas arrasen en audiencia. «La Casa de los Famosos» es un espejo de nuestra sociedad: entretenida por lo superficial, hipnotizada por el conflicto vacío y adormecida por la banalidad. Nos encanta el drama… siempre y cuando no nos obligue a pensar en lo que realmente importa.
¿Y entonces? ¿Qué podemos hacer para despertar? Bueno, el primer paso es reconocer que estamos siendo distraídos, que nos están vendiendo entretenimiento barato mientras nos quitan algo mucho más valioso: nuestra capacidad de atención crítica. Tal vez sea hora de cambiar el canal. O, mejor aún, de apagar la televisión.