¿Y si dejamos trabajar?

COLUMNA, Kilómetro Cero

Por: Servando Martínez Woo
19 de agosto de 2024

Me atrevo a decir que una gran mayoría conoce el famoso chiste, analogía, comparación o alegoría de la tina llena de cangrejos mexicanos, la cual no estaba tapada y las de los japoneses y gringos sí. Bueno y a qué viene todo esto. La máxima casa de estudios del estado, la Universidad Autónoma de Coahuila, siempre en constante lucha, siempre en constante grilla, trabajando y subsistiendo como puede.
Y a qué viene esta hilanza, desde el pasado mes de febrero cuando Octavio Pimentel, ganó la elección a rector de la UAdeC, el camino para el mandamás se ha visto taponado, dicen, por la mano del trepador de cerros y de otros tantos que no quieren esté allí.
Desde aquellos primeros bloqueos por parte de los estudiantes en rectoría y en el bulevar V. Carranza en Saltillo, que hay que decirlo, los jóvenes en todo su derecho de manifestarse siempre y cuando fueran ideales universitarios y no sembrados por funcionarios. Entonces, los ataques constantes en la toma de decisiones de Pimentel, donde hacen ver (los grilleros) que siempre son malas decisiones o critican todo movimiento o acción a realizar, es aquí donde también parangono los típicos comentarios con el quehacer diario de quien obtiene un cargo… “pusieron al más pen” (sin ofensa claro.) “No se les pudo ocurrir alguien peor”, “Vamos de Guatemala a Guatepeor”; “Mejor nadota”, “Es que era cualquiera menos éste”, etcétera, etcétera.
Y es cierto que en este glorioso y bendito país, cuando alguien llega a una gerencia general, dirección, supervisión, o cualquiera que sea el cargo en el que se encuentre aunque sea un mínimo arriba al próximo anterior en el que se desempeñaba, los demás descalifican el mérito y hacen ver que solamente quien carece de credenciales para desempeñar el puesto es el idóneo, el que es el menos capacitado, el más limitado y, de todos los que integran el sistema el más pen(sin ofensa claro) es el que mereció llegar al tan ansiado puesto.
Ahora creo que ya entienden el por qué abrí con la comparación de los cangrejos mexicanos. Octavio Pimentel, diario lucha para sacar a la Universidad del pozo en que se encuentra, se guste o no, es el rector de la UAdeC, y guste o no, es un hombre que toma decisiones importantes como jerarca de la Universidad, y dudo mucho que las haga con la firme intención de ser en detrimento de la Autónoma de Coahuila.
Es por eso que llamé a este escrito: ¿Y si dejamos trabajar? Y si ¿realmente en vez de tratar de perjudicar al otro, lo ayudamos a concretar los resultados? Si dejamos de lado la envidia, las triquiñuelas, las malas vibras, los malos deseos, las descalificaciones y mejor ¿dejamos trabajar?
Demos la oportunidad a Octavio Pimentel, de demostrar que tiene con queso la quesadilla, que hay ganas de trabajar, que tiene equipo con el que llevará a buen puerto a la Universidad Autónoma de Coahuila, pero sobre todo, sumarse al apoyo y trabajar para cumplir los objetivos, donde los más beneficiados serían los alumnos, epicentro de los objetivos de cualquier universidad o institución educativa.
Pero en este ¿Y si dejamos trabajar? No sólo me refiero a Octavio Pimentel, también direcciono al compañero que acaba de ser nombrado director de alguna empresa, al vecino que decidió ser presidente del fraccionamiento, al que por fin consiguió una plaza, al que nombraron representante de algún organismo, al que sea que haya avanzado aunque sea un pasito en su firme intención de ir en su crecimiento personal y profesional.
Por eso digo, no creo que el nuevo presidente del fraccionamiento o del circuito donde vivamos, el nuevo gerente o director de área, supervisor o jefe inmediato, lleguen a un nuevo cargo para fastidiar y perjudicar a otros o querer hacer mal las cosas sólo por el gusto de hacerlo. Dejemos ya de lado el cangrejismo que tanto daño hace al mexicano, finalmente, en algún momento todos estaremos o hemos estado del lado del que subió un peldaño, y cuando eso suceda o ya sucedió, ¿qué creen? Pues ya fuimos o seremos descalificados, ya fuimos o seremos adjetivados y señalados de ser la peor decisión para desempeñar el cargo.
A Octavio Pimentel, hay que dejarlo trabajar y demostrar que tiene los adeptos para dirigir a la UAdeC, porque la historia será la encargada de reconocérselo o reprochárselo; si es la primera, tener la satisfacción de haber sumado al proyecto, si fuese la segunda, sentirse satisfecho de haber sumado desde la trinchera.
Finalmente, todo camino tiene su kilómetro cero.