Columna LO MÁS IMPORTANTE DE LO MENOS IMPORTANTE Por: Cristian Palomares
Foto: Club Santos
09 de octubre de 2024
Cumpliendo con el ritual de cada domingo, que no es más que el de ir una hora antes de comenzar el partido; camino al estadio, en esa vuelta previa al rededor del mismo, puedes observar la afluencia de personas, el ánimo de las mismas, que, en estos últimos cotejos, casi se te hace familiar la travesía, cada vez somos menos los que nos damos cita al inmueble y casi siempre los mismos.
De lo que tristemente te puedas dar cuenta, es de aquello que involuntariamente (quiero creerlo de esa manera), es de todo aquello con lo que están terminando la directiva, jugadores y los involucrados en el mal momento en el que se encuentra el equipo.
Por el camino a la vieja carretera a San Pedro, se encuentra ubicada toda la vendimia relacionada al partido, es desolador el panorama, charlaba con la familia respecto a lo triste que se torna el ambiente para ellos, los puestos improvisados de comida y playeras, banderas y demás artículos, se encontraban vacíos, inclusive el trayecto al estadio es lúgubre, sólo aquellos irredentos aficionados que seguimos acudiendo a sufrir cada 15 días la debacle del equipo, que es cada vez más grande, se ha convertido en una bola de nieve, se va haciendo cada vez más grande y parece no tener fin.
Es triste ver cómo las personas involucradas están convirtiendo en cenizas y en ruinas todo aquello en lo que una vez fue territorio próspero, una afición que abarrotaba dicho inmueble, desde aquel pequeño pero encantador estadio Corona, recuerdo cuando era casi imposible para aquellas personas que no acudían con frecuencia al estadio, conseguir un boleto para un partido y qué esperanzas en el juego, ver una camisa del equipo rival en tribuna, ahora hay ocasiones en las que estando en propia cancha, el equipo es solo local administrativo; la tribuna se encuentra plagada de playeras rivales.
El desconsuelo de ver a un equipo que una vez fue galardonado con el premio nacional de mercadotecnia, como la mejor marca Anáhuac-Al Ries en el año del 2012, premio que se le otorga a personas o instituciones que trabajan día con día para posicionar marcas comerciales en la mente y en el corazón de los consumidores a fin de ganar su preferencia y vincularse emocionalmente con los mismos. Estamos hablando de que no sólo era un equipo sólido, era una institución comercialmente rentable, una marca que se estaba abriendo paso en el mercado nacional y de Latinoamérica.
Tan preocupante que los medios nacionales dirijan su atención a la Comarca para hablar de la paupérrima situación del equipo, ni cuando campeonaba creo, le dedicaba tanto tiempo, he leído algunos comentarios de aficionados de otras plazas, que hablan de lo triste que es ver a este Santos, de que se extraña aquel equipo competitivo que le daba sabor a las rivalidades y al torneo, nadie quería enfrentar a Santos en casa y menos en las finales, ahora creo que hasta lo tienen marcado con una palomita en el calendario, como juego seguro.
El modelo de negocios de Orlegi se está quebrando, le han apostado a la cantera, pero no contaban con el hecho de que como en la tauromaquia, si se me es permitida la analogía, no todas las camadas son buenas, aquella que es dotada de casta y bravura es la que de manera natural defiende su territorio y por ello ataca de manera fiera a pesar del castigo y cuando se le somete no huye, no se mansa sino que lucha y se crece ante el castigo y transforma la acometida inicial en embestida. Eso es la bravura. Ese era el espíritu de este equipo, no podía ser el más grande ni el más reconocido, pero existía ese recelo natural a defender su camiseta.
En un partido para definir cuál de los equipos era el peor del torneo, se podía observar a un Nacho Ambriz, con semblante y postura apagada, sonrisa forzada, de pie pero encorvado, como pensando (a ver qué pasa hoy) esperando a que le den esa última estocada, ya movió toda el recurso humano disponible, cambió posiciones jugadores y no ha podido plasmar su idea juego en equipo, no le pudieron crear alguna jugada de peligro a la peor defensa del torneo y como aquellos toros mansos al primer castigo recibido se esconden, huyen y comienza eso a lo que Ambriz nombró, como agachar la cabeza, dejan de intentar, nadie pide el balón, pasan la bola más con la intención de deshacerse de ella, que de crear una jugada de peligro.
Hay un mito que ha seducido a varias de las diferentes civilizaciones de todo el planeta con su simbolismo de esperanza y regeneración, un ave milagrosa que siente la muerte, prepara un mínimo de serenidad para después resurgir de sus cenizas incólume y vigorosa, es el caso del Ave Fénix, esperemos que este equipo pueda resurgir de sus cenizas y pueda volver a ser aquel con bravura al que todos temían enfrentar, que puedan tomar esas ruinas y cenizas en la que está convertido hoy en día y pueda a lograr ser por lo menos algo de lo fue. Por lo pronto seguiremos escribiendo de lo más importante de los menos importante.