¡Bienvenidos al circo electoral 2024! En la esquina derecha, con su clásica gorra roja y un índice de desaprobación considerable, tenemos a Donald Trump, el inigualable representante del Partido Republicano. En la otra esquina, con sus Converse bien puestas y lista para dar pelea, Kamala Harris, la primera mujer de color en aspirar a la presidencia por el Partido Demócrata. Entre promesas de “volver a hacer América grande” (de nuevo) y sueños de justicia social, ambos contendientes están listos para una contienda que podría cambiar el rumbo del país… y del mundo. ¿Quién se llevará el premio?
La propuesta de Trump: América primero… De verdad
Donald Trump, el mismo que en 2016 llegó con promesas de construir un muro y deshacer Obamacare, regresa con una plataforma tan familiar que suena casi como una secuela de una película de los ochentas. Entre sus propuestas encontramos:
• Fortalecer la frontera: sí, otra vez habla de mano dura con la inmigración, aunque esta vez parece que las promesas de un muro se han vuelto un “filtro migratorio” que aún no sabemos cómo funcionará.
• Bajar impuestos a los más ricos: porque, claro, la economía se reactiva sola si los empresarios están contentos, ¿no?
• Recuperar la “fuerza” de las instituciones de seguridad: traducido a retórica, significa reforzar las políticas de mano dura en las ciudades, que ya han polarizado al país.
Sus detractores, como era de esperarse, no son pocos. En primer lugar, están los liberales de costa a costa que ven a Trump como una amenaza para los derechos civiles y el medio ambiente. También tiene a las comunidades de minorías, quienes ya vivieron lo que significa estar bajo sus políticas de “América Primero”, que tienden a excluir, justamente, a todos los que no caben en su concepto de “América”.
La Propuesta de Kamala: el sueño de un futuro igualitario
Kamala Harris llega con una plataforma mucho más ambiciosa y progresista, aunque más ambiciosa podría significar también más difícil de lograr. Entre sus promesas:
• Una reforma migratoria integral: algo que suena a música para los oídos de muchos en la comunidad latina y que se ha vuelto un tema central en su discurso.
• Justicia climática: Kamala promete enfocarse en el medio ambiente con la promesa de reducir las emisiones y hacer frente al cambio climático.
• Salud para todos: una reactivación de las políticas de salud pública y atención médica universal es uno de los pilares de su campaña.
Por supuesto, Harris tiene sus detractores. Los republicanos y algunos sectores más conservadores ven su enfoque en la justicia social como un “camino hacia el socialismo”. Otros críticos señalan que su postura en temas migratorios y ambientales podría poner demasiadas restricciones a sectores clave de la economía, como el petróleo y el gas.
Voto anticipado: ¿miedo al futuro o entusiasmo de cambios?
El voto anticipado ha sido una de las estrellas de estas elecciones. Con una participación sin precedentes, millones de estadounidenses ya han expresado sus preferencias. Las encuestas (¡ay, esas encuestas!) sugieren que la mitad de los votantes ya ha decidido, y las diferencias no parecen tan dramáticas como uno pensaría en un país dividido. Aunque ambos candidatos reclaman “una mayoría silenciosa” a su favor, la realidad es que el voto anticipado muestra lo fragmentado del electorado.
¿Qué pasaría si gana Trump?
Si Trump gana, no esperen grandes cambios. Sus políticas probablemente mantendrán una línea continuista en temas como la inmigración y la economía, con una preferencia por alianzas conservadoras y un distanciamiento de las políticas climáticas internacionales. Su administración podría endurecerse con México en temas de seguridad fronteriza y comercio, y posiblemente insistiría en políticas proteccionistas. Para el mundo, un segundo mandato de Trump significaría menos cooperación en temas globales como el cambio climático y la diplomacia.
¿Y si gana Kamala?
Kamala Harris en la presidencia significaría un giro radical en las políticas internas de Estados Unidos. Se esperan cambios en temas de justicia social, derechos civiles y medio ambiente. Su postura en cuanto a inmigración podría suavizar las relaciones con países como México, pero su enfoque en regular los combustibles fósiles podría enfrentar resistencia en sectores industriales. En el ámbito global, Harris implicaría una “América” más cooperativa, con renovados lazos en temas de derechos humanos y medio ambiente.
Y México, ¿dónde queda?
¿Y México? Una victoria de Trump traería más presiones migratorias y comerciales. Su enfoque en “América Primero” podría llevar a tensiones en tratados comerciales y en los flujos de hidrocarburos. Con un segundo mandato de Trump, México se vería forzado a adoptar una posición de defensa ante las políticas proteccionistas y posibles amenazas de aranceles.
Con Harris, México podría ver una postura más flexible en migración y apoyo en temas de cooperación internacional, pero también enfrentaría demandas en cuanto a regulaciones ambientales y laborales que no todos los sectores mexicanos pueden cumplir. La lucha contra el narcotráfico y el tráfico de armas podría reforzarse, pero México deberá estar listo para ajustar sus políticas.
Así que, con ambos candidatos, México tendrá que preparar estrategias distintas, pero igualmente desafiantes. Como dicen por ahí, “más vale malo por conocido…” o ¿será mejor aventurarse a lo desconocido? En cualquier caso, México sigue siendo el vecino incómodo, pero absolutamente necesario. ¡Y que la suerte nos acompañe!