Por: Cristian Palomares
Foto: Club Santos
a 15 de octubre de 2024
El domingo por la tarde me pude dar cita al estadio de la Revolución, así, sin planearlo, cumpliendo la premisa de que; los mejores momentos suelen darse sin planearlo, buen clima, excelente compañía, bebida a temperatura ideal y unos pequeños algodoneros que dejaron todo en el campo, se nota cuando el jugador del deporte que sea tiene ganas de trascender.
Fue ahí donde caí en cuenta de lo noble que es la gente de la Comarca Lagunera, no es tan difícil hacernos felices y es que cuando un proyecto es trabajado de manera correcta, se nota en la afluencia de la afición en los estadios; si bien el inmueble no estaba abarrotado tuvo una entrada bastante decente, inclusive mejor que la de muchos equipos profesionales de beisbol, es ahí donde hablo de la gratitud de la afición lagunera, hizo una buena entrada para apoyar a los nuevos talentos del beisbol, es decir, para ver a su equipo en la versión amateur y lo mismo pasa con los Toros en el basquetbol, por cierto equipo también propiedad del mismo consejo dueño del Unión Laguna.
Si bien, la temporada pasada ninguno de los dos logró ganar un título, la afición respondió ante dos equipos competitivos y con proyectos solidos dentro de su ámbito profesional, eso nos deja claro el por qué la gente ha abandonado el estadio Corona; su proyecto deportivo no es aquel al que se nos tenia acostumbrados, inclusive ni cerca de aquellos que dejaban el alma en la cancha, se nota un equipo sin idea, ni dirección; un Dante intranscendente, tal vez porque sólo es una imagen detrás del que mueve los hilos, porque si él fuera el que tomase las decisiones, seguro ya estaría fuera del equipo desde hace unos torneos atrás.
No es que la afición se haya tornado exigente con el equipo, lo que pasa es que sus antecesores han dejado la vara muy alta para esta nueva generación de directivos y jugadores, no podemos pedir que la gente no abandone el estadio si sus directivos y algunos de sus jugadores lo han abandonado.
Entonces se puede entender que la afición no asista al estadio en manera de protesta. Lo que no entiendo es aquellos comentarios de algunos aficionados sobre el hecho de cambiar de equipo, no es algo tan fácil creo yo, porque entiendo la molestia de no asistir a ver un esquipo que no da brinda espectáculo alguno, pero no entiendo el hecho de tener en la cabeza de cambiar de camiseta así como así, ya que en muchas ciudades un equipo marca el sentido de pertenencia, los que lo hemos visto desde pequeños, Santos no siempre fue un equipo ganador, inclusive los primeros equipos, siempre estaban luchando por no descender, he ahí la palabra clave y carente de sentido en estos días, “luchar”, siempre luchando, sufríamos empates agónicos, sufridas victorias, pero hasta el hecho de un posible descenso le ponía sabor a las situaciones, la afición no teniendo un equipo protagonista, siempre estuvo ahí ¿cómo es posible tan sólo pensar en la idea de cambiar de camiseta?
El escritor y periodista Eduardo Galeano una vez dijo, “En la vida, un hombre puede cambiar de mujer, de partido político, pero no puede cambiar de equipo de fútbol”. Tal vez sea mi romanticismo de ver las cosas en la vida, el que no me permita siquiera concebir la idea y sé claramente que cada uno es dueño de sus filias y decisiones, solo que no cabe la idea en mi cabeza.
“Un guerrero nunca muere”, esa frase que en repetidas ocasiones fue veces citada por la afición, ahora veo que para muchos es de dientes para afuera, ya que no en los momentos difíciles no es respaldada por la fanaticada; se está muriendo a manos de directivos, jugadores y la misma afición, un guerrero que agoniza ante la incertidumbre, ante el abandono, un guerrero que se está muriendo de nada.
Y si, es más fácil irle a un equipo grande, aquellos de grande presupuesto y muchos títulos en sus vitrinas, aquellos que temporada a temporada desechan figuras con tal facilidad, aquellos que lo tienen todo, es mucho más fácil.
Una vez escuché por ahí algo como: “Si tú tienes un equipo en tu ciudad y le vas a un equipo grande, a ti no te gusta el juego, te gusta ganar”. Y es respetable, pero ¿Qué van a saber de amor a la camiseta? aquellos nunca han sufrido por un descenso, los que rogaban porque el árbitro pitara el final en aquel partido que aseguraba la permanencia en primera, aquellos que no sufrieran esa agonía de perder al equipo cuando fue incautado por la PGR, aquellos que no celebraron algo incrédulos aquel primer título para el equipo de la Comarca, en resumen, sí, es más fácil irle a un equipo ganador, que amar a un equipo de por vida.
Mientras tanto, aquí seguiremos escribiendo de lo más importante de lo menos importante.